cultivo de naranja y cambios de clima

El cambio climático a pie de campo

El cambio climático viene siendo una constante en las noticias día tras día. Expertos en él son consultados diariamente por los medios, que si la sequía, que si el aumento de temperatura, el derretimiento del hielo de los polos. Naturistas, biólogos, expertos económicos, en definitiva una gran variedad de científicos.

Pero de todas etas noticias y devenires echo en falta la visión del agricultor, de quienes día tras día trabajamos nuestros campos y observamos la tierra y su fauna. Sí digo observamos, porque los que trabajamos la tierra llevamos practicando el método científico durante milenios. Observamos lo que pasa cuando realizamos una labor, cuando podamos, cuando sembramos y con este método práctico de ensayo y error conformamos nuestro compendio, nuestro método de actuación, nuestro manual de usuario.

Es por ello que me decido a tomar la “pluma” y contar a quien interese lo que he observado durante estos últimos veinte años, cómo el cambio climático me afecta día a día, en cómo cultivo mis naranjos y árboles frutales. En definitiva aportar mi visión como agricultor sobre los cambios que el clima está provocando en mi cultivo de mandarinas y naranjas de Valencia.

flor de naranjo

Momento de polinización: Con temperaturas altas la flor cae y no hay fruto

El aumento de temperatura y el efecto sobre las plagas

 

El aumento de temperatura media en la zona de mis campos de cultivo es una cosa cierta, más allá de los que digan las estadísticas y los expertos. Lo he observado yo, sé que es cierto.

Vaya por delante que en la actualidad soy agricultor ecológico y mi cosecha se cultiva como tal, pero ello no es óbice para que observe también lo que pasa en los campos de cultivo adyacentes.

A más calor más plagas: Una ecuación lógica

Cuando empecé la práctica de la agricultura orgánica en mis huertos realizaba dos aplicaciones de aceites insecticidas (Sí, los agricultores ecológicos utilizamos insecticidas pero que no dejan residuos en la cosecha). La primera la realizaba a finales de enero cuando los insectos chupadores como el piojo rojo o la araña roja están en fase larvaria, de ninfas o huevos esta aplicación a base de jabones servía para formar una película alrededor del insecto que al no poder respirar muere por asfixia y servía para reducir de una manera considerable su número y que a posteriori no tuvieran una proliferación alta.

Esto me servía para ya en los meses de más calor decidir si realizar otra aplicación jabonosa o decidirme por la suelta de fauna auxiliar que mantuviese el nivel de colonias a raya.

En la actualidad esto ya no sucede. En febrero las temperaturas medias ya hacen que los huevos y las fases larvarias se encuentren en pleno desarrollo. Inviernos suaves, casi primaverales. En mi caso no supone un dispendio extra en trabajo o en insumos, ya que directamente hago  el tratamiento en la misma fecha y en los meses de calor paso a hacer tratamientos en focos localizados y suelta de fauna auxiliar si es preciso. Pero en el caso de mis vecinos colindantes que cultivan en convencional les ha supuesto el pasar de 2 o 3 actuaciones con insecticidas potentes (y muy nocivos para fauna y los propios agricultores) a realizar de 5 a 6. Esto a groso modo puede suponer unos 1.200 € más por hectárea cultivada para obtener la misma fruta (Eso sí, esta va con regalito escondido)

Con mayor temperatura llegan plagas exóticas

Así es, llegan las plagas exóticas para las que el clima de Valencia ya no es exótico, entra dentro de su rango vital quizás la primera que se detectó hace ya décadas fue la mosca de la fruta.

Si a esto le sumamos que la fauna auxiliar depredadora está prácticamente bajo mínimos por las numerosas actuaciones fitosanitarias, prácticamente llegan a un territorio sin enemigos naturales, es algo así como la llegada de los Españoles a América o la colonización de África por las potencias europeas del XIX.

Qué supone esto, pues en el mejor de los casos un nuevo dispendio en insecticidas y en el peor la pérdida de una parte considerable de la cosecha. Afortunadamente mis clientes son más permisivos con mis frutas ecológicas, una leve herida en la piel no supone una depreciación del valor del fruto. Esto lamentablemente no ocurre en el canal convencional y la producción acaba quedándose en el árbol o destinándose a zumo industrial lo que supone unos ingresos que vienen a igualar el coste de recoger las naranjas del árbol.

Cambios repentinos de temperatura y efectos en mis campos

La temperatura media, no deja de ser eso, una media. Lamentablemente mis árboles mandarinos no entienden de medias. Entienden de qué temperatura hace en el momento. Desde hace cinco años y fruto de mi desgraciada observación he visto como en meses de abril y mayo cuando los mandarinos están en plena floración y cuaje del fruto, se registraban temperaturas que rozaban los 40 º acompañados de vientos de poniente.

Estas temperaturas inusuales, con cambios drásticos y repentinos han dado con el trate en dos de mis últimas cinco cosechas. Simplemente el árbol mandarino se protege de estas temperaturas inusuales cortando el flujo de savia que llega hasta la flor de azahar o el proto-fruto que ha cuajado. Resultado; mermas en la cosecha del 95 %. Imaginaros la cara de tonto que se te queda cuando escuchas algún científico de la rama “primo de Rajoy”

La elevación de temperatura: Una oportunidad para quien se atreva

Como agricultor trabajo en el medio ambiente y una norma básica de este es adaptarse o morir. Así que alguna cosa buena debe de tener esto del cambio climático. Ahora en Valencia puedo cultivar mangos, chirimoyas, aguacates y multitud de frutas tropicales o quizás pueda comprarme un trocito de tierra cerca del Pirineo que seguro que podré cultivar allí mis naranjos dentro de poco.

  • Cambio climático
5

Resumen

Cómo afecta el cambio climático a un agricultor en Valencia

5 Comentarios

  1. Denis
  2. Daila
  3. Erick Marti
    • Epifanio Jimenez
  4. Jaimin Medrano

Comentarios